La demanda presentada el martes acusa a ambas entidades de negligencia, alegando que su falta de supervisión y la presunta mala gestión de las operaciones aéreas fueron factores determinantes en la colisión que costó la vida de 67 personas. Según el abogado de la familia Crafton, Robert Clifford, esta es la primera de varias demandas que podrían presentarse a raíz del trágico accidente.
Las razones detrás de la demanda
Rachel Crafton ha presentado las demandas bajo la Ley Federal de Reclamaciones por Agravios, un paso obligatorio antes de poder iniciar una demanda civil por muerte por negligencia en un tribunal federal. Si la FAA o el Ejército no responden o no actúan sobre estas reclamaciones en un plazo de seis meses, la familia podría continuar con una demanda formal.
El abogado de la familia, Robert Clifford, ha señalado que las reclamaciones se basan en múltiples fallas en la gestión del tráfico aéreo y las operaciones del helicóptero involucrado. Clifford señaló que funcionarios federales han indicado que la torre de control de tráfico aéreo no tenía el personal suficiente en el momento del accidente y que, además, el helicóptero volaba a una altitud superior al límite de 200 pies permitido para esa zona. También se mencionó que las comunicaciones entre los controladores de tráfico aéreo y las aeronaves no fueron adecuadas, lo que pudo haber contribuido al desastre.
En el marco de la investigación, Clifford también ha solicitado que se preserve toda la evidencia relacionada con el accidente a las partes involucradas, como American Airlines, Sikorsky Aircraft y Collins Aerospace.
Detalles del accidente
El trágico accidente ocurrió mientras el vuelo 5342 de American Airlines, que provenía de Wichita, Kansas, se acercaba al Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, en una noche clara. En ese momento, un helicóptero Black Hawk del Ejército de Estados Unidos, que estaba realizando un ejercicio de entrenamiento, se encontraba en la misma zona, con tres soldados a bordo. Ambos vehículos aéreos, el avión de pasajeros y el helicóptero, colisionaron en pleno vuelo y se estrellaron en el río Potomac.
A raíz del impacto, todos los pasajeros y tripulantes a bordo del avión de American Airlines, así como los miembros de la tripulación del helicóptero, fallecieron. Este accidente se ha considerado como el más mortífero en Estados Unidos desde 2001, cuando un jet se estrelló en Nueva York poco después de despegar, causando la muerte de 265 personas.
Investigación y posibles fallas en el control aéreo
Los investigadores que trabajan en el caso han destacado varias posibles causas que podrían haber contribuido al accidente. Entre ellas se mencionan las lecturas inexactas de altitud en el helicóptero y la posibilidad de que la tripulación del Black Hawk no haya recibido instrucciones cruciales de los controladores de tráfico aéreo.
Se ha revelado que el accidente ocurrió a una altitud cercana a los 300 pies (91 metros) mientras el avión descendía hacia el helicóptero, que se encontraba volando a una altura de más de 200 pies, por encima del límite permitido para esa zona. Además, el informe de la FAA indicó que en ese momento había un solo controlador de tráfico aéreo responsable tanto de los aviones como de los helicópteros, cuando lo habitual es que haya dos controladores, uno para cada tipo de aeronave, especialmente durante horas de mayor tráfico.
El impacto en la familia Crafton
Casey Crafton, un hombre dedicado a su familia y su comunidad, era gerente de soporte técnico en una firma de consultoría de aviación. Durante su tiempo libre, entrenaba a equipos de fútbol y béisbol juvenil, y compartía su vida con su esposa Rachel y sus tres hijos pequeños, de 7, 10 y 12 años. Su familia ahora enfrenta una vida marcada por su ausencia y busca respuestas sobre las circunstancias que llevaron a su muerte.
El abogado Robert Clifford expresó que la familia Crafton "llorará por él el resto de sus vidas" y que "este accidente involucra asuntos complejos", por lo que la familia merece obtener respuestas sobre lo que realmente ocurrió.
La posición de las autoridades
Tanto el Ejército de los Estados Unidos como la FAA han declinado hacer comentarios detallados sobre las demandas y la investigación en curso. Un portavoz del Ejército, el mayor Montrell Russell, señaló que, por respeto a las víctimas y sus familias, no se emitirían declaraciones sobre la situación actual, enfatizando que el enfoque del Ejército es apoyar a las familias afectadas y garantizar la seguridad de los soldados y del público. Por su parte, la FAA también ha rehusado comentar sobre los litigios pendientes.
Este trágico accidente pone en evidencia la importancia de una supervisión rigurosa y de la comunicación eficaz entre todas las partes involucradas en la gestión del tráfico aéreo. A medida que la investigación avanza, las familias de las víctimas, incluida la familia Crafton, siguen buscando justicia para quienes perdieron la vida de forma inesperada y devastadora.
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